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En México, la población rural se estima actualmente en 24.5 millones de personas. De ellas, 10.7 millones pertenecen a lo que se llama población económicamente activa, pero sólo 3.1 millones de productores son dueños de un pedazo de tierra. Según cifras oficiales, 17 millones de mexicanos vivían en la pobreza en 1994; en 1999 la cifra ascendía a 26 millones. De éstos, 17 millones viven en la pobreza extrema, con un ingreso menor a un dólar diario. Dos de cada tres personas que viven en pobreza extrema están en el campo. Un estudio muy reciente (se dio a conocer a los medios en mayo) realizado por la Universidad de Chapingo y el Centro de Estudios Estratégicos Nacionales, afirma que la pobreza en el medio rural afecta al 81.5% de la población, y la pobreza extrema alcanza al 55.3%. A nivel macroeconómico, la contribución de la economía rural al Producto Interno Bruto y su capacidad para generar divisas se han reducido dramáticamente en la última década, si bien algunos segmentos y productos del sector, en particular los relacionados con las grandes agroindustrias, han tenido resultados positivos. Los campesinos representan aproximadamente el 27% de la población, pero apenas generan el 6.8% del PIB. Además, el 25% de la población del campo es analfabeta, y sólo uno de cada diez campesinos ha recibido algún tipo de capacitación para el trabajo. La cuestión rural no es un problema menor. Cerca de 10 millones de personas mantienen una estrecha relación laboral con el campo, generando bienes y servicios en sus unidades productivas, como jornaleros agrícolas o trabajando sin remuneración monetaria, como sucede frecuentemente con las mujeres y los menores de edad. | ||
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La visión de un campo mexicano productivo, rentable, generador de empleos o situaciones de trabajo, que contribuya de manera significativa al crecimiento de la economía nacional, presenta obstáculos de percepción y enfoque. El sector rural, y sobre todo el pequeño agricultor, son considerados por el gobierno y la sociedad, entidades rezagadas con respecto a las prácticas empresariales modernas, cuando no como arcaicos antecedentes de la cultura de mercado que hoy impera. La atención a los problemas del campo es un tema prioritario, ya que, como lo señala el investigador Ugo Pipitone, del Centro de Investigación y Docencia Económica: "ninguna nación de las consideradas desarrolladas ha logrado alcanzar el bienestar material y social de su población sin incluir a su sector rural. El futuro de nuestro país está estrechamente ligado a la inclusión del campo y sus habitantes en cualquier proyecto de sociedad que se pretenda llevar adelante." Para el diseño de soluciones es fundamental reconocer los recursos de los que se dispone, y también aquellos que son escasos o resultan de difícil acceso. El campo cuenta con mano de obra abundante, gente con amplios conocimientos acerca de su medio y sobre la mejor forma de hacerlo producir. Esta es la principal ventaja con que cuentan los campesinos: ellos mismos. La organización familiar también representa una ventaja. | ||
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¿Es posible hacer algo por el campo mexicano? A partir del análisis de la situación que este sector vive actualmente, así como de las alternativas que existen para provocar el desarrollo y el crecimiento de la economía rural, concretamente el caso de las organizaciones cooperativas, parece no sólo viable, sino necesario estimular a los campesinos a convertirse en los promotores de su propio desarrollo. Si pensamos en el sector rural no como un problema, sino como una gran área de oportunidad, no es difícil darse cuenta que el campo puede ser una opción laboral y productiva competitiva para muchos de sus habitantes, si se fortalecen las capacidades empresariales de los pequeños productores y se les ayuda a identificar oportunidades de desarrollo económico, lo cual debe ir acompañado de esfuerzos educativos tendientes a formar personas responsables de sí mismas, solidarias e involucradas con su comunidad. Este es el pensamiento de la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural, A.C., una institución creada y sostenida por la iniciativa privada, con casi cuatro décadas años de experiencia, que ha replanteado su esquema de trabajo para hacer de la promoción de organizaciones de tipo cooperativo una estrategia que le permitirá elevar el nivel de vida de las familias campesinas de escasos recursos en México. Pero ése es el tema de la segunda entrega de esta serie. | ||
Ricardo Reynoso López |
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lunes, 9 de noviembre de 2015
La situacion del campo mexicano
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